“Racistas”, “¡qué vergüenza!”, “solo un cursillo”. Dos activistas, expulsados de la sala de vistas, protestaban por el resultado del juicio a seis agentes de los Mossos d’Esquadra que han admitido que cometieron una agresión racista contra un joven en 2019, al que redujeron con violencia mientras le proferían gritos como “negro de mierda”, “hijo de puta”, entre otros insultos y vejaciones múltiples. Los agentes se salvan de entrar en prisión gracias a un pacto con las acusaciones.
Todo estaba listo para que arrancara el juicio en la sección 21ª de la Audiencia de Barcelona, pero finalmente el caso se ha saldado con un pacto que hará que la sentencia sea firme. Acusaciones y defensas han estado negociando durante más de dos horas en la mañana de este lunes.
En una breve vista para ratificar el acuerdo, los agentes se han limitado a aceptar el relato de hechos de la agresión racista. El resultado penal es una condena para todos los agentes de un año de prisión, que no cumplirán al carecer de antecedentes, y solo seis meses de inhabilitación para ejercer de policías (la Fiscalía y SOS Racisme, que ejerce la acusación popular, pedían en principio cuatro y doce años de inhabilitación).
La grabación de la agresión que hizo el joven, y el hecho de que dos superiores les señalaran como las voces que aparecían en el audio ha empujado a los agentes al pacto dado el poco margen de defensa.
Los condenados tendrán que indemnizar a la víctima con 80.000 euros (ya han depositado 30.000), además de pagar una multa de 300 euros y realizar un cursillo para aprender derechos humanos. También han aceptado una orden de alejamiento de 500 metros de la víctima durante cuatro años.
“Racista no, lo siguiente”
La agresión ocurrió en enero de 2019, cuando los agentes acudieron a desalojar un inmueble ocupado en el que hallaron, en el aparcamiento, a Wubi, la víctima. A medida que el audio avanza, suben también de tono los insultos y amenazas de los policías. “Ahí quieto te quedas”, “te arranco la cabeza, te queda claro?”, le dice uno de los agentes. Entre gritos, Wubi replica: “¿Por qué sois así? Sois unos racistas, te lo digo. ¿Es porque soy negro, ¿no?”. Y le contesta un agente: “Somos ordenados”.
Las amenazas prosiguen al tiempo que Wubi les dice que le hacen daño y que le están “estrangulando”. “Mírame a los ojos, ¿has visto alguna vez el demonio tan cerca? Es lo más cerca que lo vas a ver”, le dice un agente. “Eres un mono”, “el otro día que toques a uno de los míos te hundo la cara”, “negro de mierda”, “corre, ahora, me cago en tu puta madre”, “¿qué te pensabas, que te iba a salir gratis correr?”, le van soltando los agentes mientras se siguen oyendo forcejeos y quejas de Wubi, antes de que le suban al coche patrulla.
Ante las quejas de racismo policial, un agente le espeta: “Racista no, lo siguiente. La próxima vez que vas a la policía, tontolaba, corre, pero intenta irte muy lejos, más lejos de África a lo mejor, ¿te ha quedado claro?”. “Soy racista, mucho, pero si fueras blanco te hubiera pegado igual de fuerte o más”, le dice el mismo policía. Uno de los agentes hace referencia también a haberle disparado “una bala”.
A nivel penal, al haber aceptado todos los hechos y abonado parte de la indemnización, los agentes han sido condenados a un año de cárcel por un delito contra la integridad moral y a una multa de 300 euros por un delito de lesiones. Los agentes, antes del juicio, nunca fueron apartados y la conselleria de Interior solo les cambió de destino tras hacerse público el caso en 2020.
Lorena Antón, abogada de Wubi y de SOS Racisme, ha explicado en declaraciones a la prensa que la víctima ha priorizado cerrar la causa penal con un pacto antes de tener que volver a declarar ante la Justicia. La letrada además ha achacado la lentitud de la causa en llegar a juicio a las “trabas” que han puesto los agentes durante la investigación, durante la que plantearon acudir con la cara tapada a una rueda de reconocimiento.
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